Pasamos juntos todo el día, comimos, estuvimos en la
piscina, vimos una película de miedo mientras comíamos palomitas y hablamos.
Sobre todo eso, hablamos mucho, más que ver la película. Nos habíamos
convertido en grandes amigos. Por la noche, decidimos salir de fiesta por
Londres.
Fuimos
a una discoteca enfrente del Tower Bridge, llena de gente en la que
reconocieron enseguida quienes eran. Mis ojos solo veían flashes y solo
escuchaba insultos que me decían: "No te mereces estar con Liam’. Pero
me daba igual, yo no había hecho nada malo, y tenía a la mejor persona del
mundo, no la iba a dejar. Por otro lado, también había muchas chicas dándome
apoyo. Por fin, nos quedamos tranquilos, pero Sophie se encontraba mareada y
decidió salir.
-Hola.
Ambos
se encontraban en un lado del puente apoyados sobre la barandilla.
-Oh,
hola Niall.
-He
venido a acompañarte, no quería que te quedaras sola por aquí tan de noche.
-Muchas
gracias, no hacía falta. Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-¿Cómo
puedes estar viendo a Elisse y a Liam todo el día juntos si estás enamorado de
ella?
-Bueno,
es fácil. Liam es como mi hermano, prefiero que sean felices. Además, ella no
es la que está en mi mente en estos momentos.
Ese ‘ella
no es la que está en mi mente en estos momentos’ me desconcertó. ¿A qué se refería?
-Por
cierto, esta noche estás preciosa. Bueno, siempre.
-Que
va, no lo soy. Ojalá lo fuera.
-¿Qué
no? Mira tu sonrisa, por favor.
Sophie
empezó a reírse mientras se frotaba los brazos en señal de frío. Niall se quitó
su chaqueta y se la puso por los hombros mientras la abrazaba.
-Gracias
Niall, creo que estos días eres la única persona que no pasa de mi.
Al
llegar a casa, Rachel recibió un mensaje de Louis:
“Dicen
que a veces, dos personas nacen para estar destinadas a enamorarse. ¿Crees en
eso?”
Rachel
le respondió con un: “Sí”.
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